Representado por un halcón u hombre con cabeza de halcón.
Su nombre significa “El Distante” ya que describe perfectamente su situación en el cielo cuando está en pleno vuelo.
Lleva la doble corona o la corona atef.
Horus es uno de los dioses más antiguos e importantes del panteón egipcio, cuyo origen puede relacionarse como una divinidad con el cielo y los astros, carácter que siempre mantuvo.
Pronto se convirtió en un dios íntimamente ligado a la realeza y tutelar de los monarcas tinitas, con centro de culto en Hieracómplis. Protector del soberano y del Palacio.
Bajo su influencia se agrupó a todos los dioses locales con apariencia de halcón, que pasaron a ser distintas variantes de la misma divinidad sin perder su propia personalidad local pero con los rasgos de Horus.
Se integró en el osiríaco, donde entró como hijo de Isis y Osiris.
Desde el Reino Antiguo, Horus está encarnado en el rey, quien es la manifestación de Horus en la Tierra, pero al morir se convertirá en un Osiris y pasará a formar parte del dios creador Ra.
En su papel solar comparte con Seth la defensa de la barca de Ra, arponeando a la serpiente Apofis, o sea, somete al dañino Seth. La lanza con la que hiere al ofidio está conectada directamente con la diosa Mafdet.
Horus representa el Bajo Egipto (Norte), y su tío Seth el Alto egipto (Sur), por ello figura en la ceremonia del Sema-Taui, grabada en los laterales de los tronos de los faraones y sobre las paredes de los templos. Este símbolo representa la unión de las dos Tierras, el Egipto unificado (Alto y Bajo Egipto).
Horus también personifica la franja fértil del Valle del Nilo, mientras que Seth encarna la zona estéril o desierto. La causa de esta historia mitológica es sencilla, Horus debe contener al desierto en su amenaza de avanzar incesantemente sobre el valle en su intento de eliminarlo.