En un principio los meses estaban numerados y referenciados según la estación que les correspondia, pero a partir del Imperio Nuevo los meses recibirían un nombre, proveniente del antiguo calendario lunar, y que coincidiría con la fiesta que se celebraba el primer día del mes siguiente.
Para referirse a una fecha lo indicaban en su escritura con el siguiente orden: primero el número del mes, después la estación y por último el día. Además como los egipcios no disponían de un año cero de comienzo absoluto del calendario, solían contar los años desde la fecha de entronización del faraón y así, en los documentos las fechas suelen indicar, en primer lugar, el año de reinado del faraón, seguido del mes, estación y día. Por ejemplo:
El segundo año de reinado, el tercer mes de la estación de Akhet, el día 1 bajo la majestad del rey del alto y bajo Egipto Emaatre (Amenemhat III).